Estos días festivos dan para mucho. Muchas
horas de tiempo libre en casa con los más pequeños y, a veces, no se nos ocurre
que hacer para entretenerlos y que sea una actividad productiva.
Con esta actividad que comparto con vosotros se unen dos cosas que a
mis sobrinos les encanta: una, ensuciarse (cualquier excusa es buena) y otra,
jugar con su tía Isi.
Realmente los fines terapéuticos pueden ser muchos, yo
más bien estaba pensando en una actividad muy táctil, que requiera manipular
materiales poco comunes. Este material puede darnos mucho juego en peques con
dificultades para tolerar diferentes texturas, sin miedo a que ingieran algo
que pueda resultar tóxico, como alguna de las plastilinas convencionales.
En esta ocasión hemos hecho plastilina
casera, con “ingredientes” muy sencillos como son harina, sal y agua. Al final
hemos añadido colorante alimentario (de postres o el de la paella de toda la
vida) para darle a cada bolita un color diferente más divertido. La cosa del
colorante la tengo que perfeccionar, porque no ha salido como yo me esperaba,
pero los niños están encantados con la plastilina que han hecho ellos.
¡Tachán! ¡Plastilina casera! |
Juan y Camino enseñando la plastilina :) |
Espero os guste. Yo me lo he pasado pipa.
Sonrisas
Terapéuticas :)
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