En un post escrito por mi compañero Iván hablábamos de distintos tipos de relajación, pero ¿en qué condiciones es recomendable hacerla?.
La relajación es una de las actividades que más he desarrollado
en mis diferentes trabajos como terapeuta (sobre todo en el campo de la
geriatría), y sin duda, la mejor aceptada y la que más solicitan una vez
practicada. Definitivamente, no todas las personas nos relajamos igual, en
función de la edad y de la propia experiencia, la relajación será un proceso
más o menos sencillo de incorporar en la vida diaria.
Las personas que están acostumbradas a llevarla a cabo, se
relajan rápidamente, sin embargo, para los que se inician en estas técnicas les
cuesta sumergirse en un estado profundo de relajación la primera vez (y a todo
eso súmale, que cada persona tendrá predilección por una técnica más que por
otra). Dejar claro que la práctica diaria nos hará más habilidosos.
Las condiciones de relajación son diferentes para las
diferentes etapas de la vida (edad temprana, adolescencia, edad adulta y vejez).
Nos encontraremos, entre otras cosas, con que deberemos acortar o alargar más
los minutos de la actividad, llevarla a cabo en diferentes posiciones
dependiendo de con quien trabajemos. En general, en las condiciones para la
relajación tenemos que tener en cuenta varios factores:
El
lugar:
El mejor
lugar para la práctica de la relajación será aquel donde podamos evitar en la medida de lo posible estímulos
auditivos y visuales (poco ruido y mucha luz). Con sentido común, según el
colectivo con el que desarrollemos la sesión, podemos utilizar música ambiental
que invite a la relajación (yo no suelo utilizar música, a veces basta con un
tono de voz agradable, dar los tiempos necesarios y ser una buena guía de
relajación con las indicaciones apropiadas) o prescindir de ella por ser un
agente distractorio.
Los requisitos mínimos son: ambiente tranquilo, luz
moderada y temperatura adecuada.
La
posición:
Podemos
utilizar diferentes posiciones, de nuevo, tendremos en cuenta el colectivo con
el que trabajamos y el lugar donde la vamos a realizar, no es lo mismo tener
colchonetas y poder estar tendidos sobre ellas cómodamente (con los brazos y
las piernas ligeramente apartados del cuerpo), que estar en una sala con sillas
y estar sentados. Nuevamente, a veces nuestros usuarios vienen con silla de
ruedas incluida y no hay más vuelta de hoja. Proporcionar las indicaciones
adecuadas ayudará a relajarse igualmente, sea tumbado o sentado, tomando una
postura cómoda para el que se relaja.
La
ropa:
Aunque es
recomendable que las personas con las que realicemos la relajación no lleven
prendas ceñidas, esto no siempre está de nuestra mano. Si tenemos la
oportunidad de descalzarnos, lo haremos, en los niños es más sencillo que para
personas más mayores, es necesario evitar cualquier objeto que pueda
distraernos (bastones, gafas, bolsos, joyas…), que dejaremos a un lado antes de
comenzar la sesión.
Sonrisas
Terapéuticas :)
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